sábado, 25 de septiembre de 2010

Tú, tu piel, tu ser.

Es tu piel satinada de audaz tersura,
aquella que el pasar breve de tiempo,
una sutil adicción sugiere y susurra
a mi dermis, mientras te contemplo.

Un par de gotas de miel brillando,
un abismo al que libero mis labios;
el canto de ave que única ha volado,
destellos de nácar con dulces filos.

Eso es tu rostro, eso hace tu bella piel,
ambos sutiles envoltorios de tu ser;
ser que en mi corazón es áureo broquel
Nat te bauticé aun sin tal vez deber.

Uniste dos caminos, amplios senderos
y los amarraste en tus manos arco iris.
nudo ataviando ahora un solo derrotero;
al que ahora solo deseo engrose de su raíz.

EC